Hay tres sitios a donde voy cuando no sé qué hacer o estoy falta de inspiración en general. De tiendas a mirar ropa, a los chinos del barrio o a un supermercado, cuanto más grande mejor.
A este último lugar, intento ir muy arreglada, bajo mi criterio, claro, pensando en qué grandes emociones podrían sucederse por estos largos pasillos.
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